El ciclo vegetativo del 2020 empezó con unos meses de abril y mayo extraordinariamente lluviosos, lo que provocó un ligero retraso en la brotación. En los meses de verano la pluviometría se situó por debajo de los valores históricos, lo que ayudó a equilibrar el ciclo. Las temperaturas estuvieron muy próximas a las habituales en la zona, salvo en el último tramo de maduración donde estuvieron por encima de lo habitual, lo que ayudó a rematar el año con niveles óptimos de madurez y un gran equilibrio en la uva.
Color rojo cereza picota muy vivo. En nariz es intenso y franco, donde predominan los varietales del tempranillo en su punto óptimo de madurez. En segundo plano aparecen también toques sutiles de la crianza, especiados y torrefactos bien integrados. En boca tiene cuerpo y longitud, de acidez equilibrada y buena persistencia.