Desde el mes de abril hasta la segunda quincena del mes de julio, las temperaturas fueron más elevadas de lo normal lo que provocó un buen desarrollo vegetativo. Las lluvias puntuales de julio ayudaron a superar las altas temperaturas de esta época. Después del envero, las temperaturas nocturnas descendieron notablemente mientras que las diurnas se situaron en una media de 25ºC. Este hecho favoreció enormemente la maduración y adelantó la vendimia dando como resultado una añada extraordinaria.
De color rojo cereza intenso, muy cubierto. En nariz destaca la personalidad de la añada con intensidad y finura, aparecen en primer plano los primarios del tempranillo madurados en barrica acompañados de balsámicos y sutiles maderas tostadas. En boca es poderoso, de tanino estructurado y gran volumen. El postgusto es largo y muy persistente.